miércoles, 10 de septiembre de 2014

Disfrutando de las pequeñas cosas: Desayunos

Dentro de mi modificación de hábitos para Septiembre, de la cual hablaba en posts anteriores, he decidido dejarme un caprichito, un oasis en el desierto de mi semana, un pedacito de cielo: desayunar los martes en mi cafetería preferida con mi compañero de tostadas de picadillo gratinadas (mmm, maldita dieta!! Se me hace la boca agua sólo de pensarlo...).


Siempre me ha gustado eso de desayunar fuera. Y, por lo que veo, a media ciudad también, pues mucha crisis y mucho paro, pero date una vuelta por las cafeterías a las 11 de la mañana... están todas a rebosar!! Me llama la atención, porque creo que es una comida del día que fácilmente puede hacerse en casa, por lo que a mi parecer sería más prescindible que la cerveza con los amigos, por ejemplo. Pero lo entiendo eh? Yo también soy una adicta a desayunar en la calle.

No sé exactamente si mi fascinación por desayunar fuera de casa viene desde chiquita, cuando Mamá prometía un desayuno de chocolate con churros al salir del médico si era buena sacándome sangre (mucho efecto no ha hecho el chantaje, porque a mis 27 años sigo traumatizada y lloro -literal- cada vez que tengo que ir a hacerme análisis...). Era todo un acontecimiento, lo más de lo más, ir a comer churros en lugar de estar en el cole!

Años después, a veces en forma de meriendas por culpa de nuestros horarios, los desayunos con Mamá o con mi hermana pasaron a tener una función terapéutica: un momento juntas fuera de casa, un desahogo en épocas de problemas, en plan "las penas con dulces son menos". Hay épocas que se dan más y épocas que se dan menos (también hay temporadas que lo necesitamos más que otras...), pero este ritual seguirá siendo de las mujeres de esta casa, y espero que dure muuuchos años.

Los desayunos en la facultad también tenían su aquel, eh? Hoy invito yo, y mañana invitas tu, y así sucesivamente... pues las innumerables horas muertas que hemos pasado en la universidad dieron para muchos, muchos medios molletes con tomate y queso. Y lo que nos hemos reído con los camareros...y nosotras... sonrío de sólo recordarlo, y me gustaría teletransportarme (sólo a desayunar, eh? que la carrera me costó sudor y lágrimas!).

Al entrar en la vida laboral y con el trasloque de horarios que tengo, los desayunos dejaron de ser tan habituales, y pasaron a ser sorpresa: hoy contigo que has venido a pasar unos días a casa, otro día con mi hermana porque hemos ido al médico y nos lo merecemos, con el Pequeño antes de ir a trabajar porque no tengo nada en casa que ofrecerle, con una amiga porque nos hemos encontrado por la calle y hemos decidido ponernos un rato al día... pequeños placeres diarios, semanales, espontáneos, que a mi me hacen empezar el día con una sonrisa.

Ahora, este Septiembre, me he hecho un regalo: un día fijo para desayunar con un amigo en una cafetería. Desayunos que se alargan hasta las mil... tostada tras tostada (nos da vergüenza, porque el camarero creerá que tenemos la tenia solitaria o yo que sé qué, de lo que comemos). La comodidad de llegar a un sitio donde ya saben lo que te vas a tomar.

Puede parecer que pierdo mi mañana... pero me relaja tanto, me rio tanto, me sienta tan bien... que creo que a la larga influye en lo que me cunde el resto del martes y, me atrevería a decir, de la semana.

Y a vosotros, os gusta desayunar fuera, o preferís hacerlo en casa?

6 comentarios :

  1. Llámame torpe, desmemoriada o lo que quieras, pero de verdad, de verdad, que no recuerdo haberte conocido antes.
    He visto tu comentario en mi casa, la tita desde ahora, y no sé quien eres.
    ¡Te importaría refrescarme la memoria?

    De todas forma encantada de estar aquí.

    N: me encanta desayunar fuera, al menos, de vez en cuando, me lo ponen por delante, Jaja

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    1. Ups! No, no me has conocido... te leía de vez en cuando, pero nunca comenté... siento haberte llevado a confusión. Un saludo!

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  2. Placer de fin de semana iniciado cuando los niños eran peques, salir el Padre y yo solos a desayunar el sábado, tranquilos, a día de hoy, lo seguimos manteniendo, aunque no todos los sábados, cuando no es por una cosa es por otra....
    Besines

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    1. Lo importante es que no lo habéis abandonado, y podéis disfrutar de cuando en cuando de ese pequeño placer... eso seguro que lo hace casi más especial aún. Un besote!

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  3. Me encantan los desayunos fuera . Echo de menos los de los domingos en Bruselas leyendo el país ...ahora vivo en Madrid y no compro el
    Periódico

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    1. Pues ahora en Septiembre que hacemos cambios y nos proponemos nuevas rutinas... compra el periódico algún domingo y date un caprichito!
      Besitos!!

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Gracias por tu comentario!!