Terminé mi carrera de Farmacia un año más tarde de lo que se debe (y pronto acabé, para todo lo que viví esos años), con 15 kilos de más que aún no me he quitado (no sé a qué espero), con muchos conocimientos (bastantes de ellos los he ido perdiendo con el tiempo, o reemplazando por otros, y me da un coraje que no os imagináis), después de haber llorado lo indecible, por emociones diversas y en lugares variados también.
Pero terminé. Algo que parecía obvio, pero de lo cual tuve serias dudas en varios momentos... Recuerdo que subía a mis últimos exámenes escuchando el WakaWaka, era la época de ese gran mundial que jugó España y, aunque a mi el fútbol vale pero no me condiciona la vida, ese año lo convertí en un paralelismo con mi vida e hice de la canción de Shakira mi himno personal. De hecho, lo sigue siendo. Me recuerda a un momento importante para mí y, con el paso de los años y sin el estrés de aquellos momentos, me hace sonreír.
Aquel verano me lo pasé teta: mi primer verano sin estudiar en 6 años!! Qué gozada!! Viaje mucho, pasé mucho tiempo con amigos, y descansé sin pensar en mi futuro laboral... era un descanso bien merecido, que Farmacia es mucha tela!
Tuve la grandiosa suerte de empezar a trabajar en mi farmacia en Septiembre, para cubrir una baja maternal. Me enteré de que necesitaban gente por una amiga, hice la entrevista, les gusté y me cogieron. La baja maternal se prolongó un mes más por la lactancia. Estuve menos de un mes sin trabajar, porque al incorporarse mi compañera no había hueco para mí allí... pero mi jefe decidió abrir los domingos también, y me contrató a media jornada. Los contratos fueron sucediéndose... y ahora estoy fija, aunque siga a media jornada.
Mi media jornada es un poco especial... yo trabajo básicamente fines de semana, sábados y domingos, 12 horas y media cada uno, muchas veces sin compañeros... si os dijera que no estoy quemada os mentiría. Necesito más horas (económicamente hablando, porque esto no da), necesito un horario más normal (la conciliación familiar aquí es prácticamente inexistente), necesito trabajar menos horas seguidas y con más compañía. Pero soy positiva, y espero que algún día mejore la cosa... intento pensar que podría ser peor.
Y vosotros diréis... pero esta loca, por qué sigue ahí?? Por qué no busca algo mejor??
Pues sí... yo también lo pienso muchas veces. Y yo sigo en busca y captura de lo que salga... pero sale poco. Y, aparte de que me mantengo económicamente (a duras penas, si, pero subsisto con la ayuda de mi santa madre), estoy muy agusto alli. Tengo unos compañeros geniales (algunos de ellos amigos) y tengo unos jefes que, aun no siendo geniales (es que un jefe no puede ser genial, jefe y genial no pueden ir en la misma frase... lo siento, un jefe es jefe, y el boss para un empleado siempre es odioso) sí que están por encima de la media, más en este gremio en el que yo trabajo, que son todos "bastante especialitos" (si algún día me hago famosa y esto se lee, no me contratará nadie... pero l@s farmacéutic@s sabéis lo que quiero decir). Y podría opositar, o buscar trabajo en otra cosa...
Pero es que me encanta mi trabajo. Me encanta que la gente pregunte por mí en la farmacia. Me encanta ser (por fin!) Alicia, en lugar de "la morena del pelo rizado". Me encanta tener ideas, y que mis jefes (a veces) me hagan caso. Me encanta decorar la farmacia en navidad. Me encanta recordar los nombres de la gente, y ver que les hace ilusión. Me encanta cuando nos traen fruta o bombones porque se acuerdan de nosotros. Me encanta cuando la gente viene a darte las gracias por una buena recomendación. Me encanta que me pregunten por mi novio/mi madre/mi familia. Me encanta cuando no puedo más, y la gente te consuela y te saca una sonrisa. ME ENCANTA DAR MUESTRAS GRATIS (esto tenía que ir en mayúsculas, porque me superencanta!!). Me encanta reírme con mis compañeros. Me encanta el repartidor de Jafarco, y las tonterías que decimos cada vez que me trae el pedido. Me encanta bailar con mi lista de Spotify cuando estoy sola en la rebotica. Me encanta ir a cursos de formación, y lo que me regalan, y comer por ahí (la de dinero que gastan las compañías farmacéuticas en estas cosas!!). Me encanta todo lo bueno que el mostrador saca de mí: la empatía, la paciencia (yo antes de trabajar aquí no creía que tuviera ni la cuarta parte de la que tengo), la memoria, la capacidad de resolución de problemas.
He aprendido de mí misma tanto en estos cuatro años... que solamente por eso han valido la pena, por encima de todo lo malo que tiene trabajar en sanidad y estar de cara al público, que es mucho también. Pero eso lo dejo para otro post. ;)
A mi me encanta ver esa energía que desprendes, ser positiva es importante, valorar lo que se tiene también, en un momento que parece que nos tengamos que animar, casi una obligación a veces, ser así de bonita llena de alegría quien te lee, me sí, me encanta conocer a gente como tu.
ResponderEliminarBesitos
Uy, muchas gracias, hija!! Tú sí que me haces irme hoy a dormir con una sonrisa, y de las grandes!!
EliminarMuuuak!
Menudo horario tienes, hija, la verdad es que debe ser peliagudo, pero como bien dices, es una suerte estar fija en estos tiempos. Y si encima estás tan contenta y tienes tantas pequeñas-grandes cosas que te hacen feliz, enhorabuena. La verdad que me has sacado una sonrisa :)
ResponderEliminarmua*
Si te soy sincera, la cosa va por días y por rachas... seguramente un domingo por la mañana no escribiría esta entrada, jajaja!! Pero el balance de estos 4 años es positivo, y eso es lo que cuenta al final.
EliminarMuchos besos!
Hola! Acabo de encontrar tu blog, me pongo a leerlo! te dejo un saludo por escrito que si no digo nada ni te vas a enterar :)
ResponderEliminarGracias!! Encantada de tenerte por aquí, un besote!
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