Podemos decir que tengo cierta intolerancia a la soledad en general, y a estar en casa sola en particular. Nadie tiene la culpa de ello, quizás las circunstancias de mi vida. Mi madre no trabajaba, y a mi padre no le gustaba viajar... y somos tres hermanos, por lo cual a lo largo de mis 27 años he estado muy, muy poco tiempo en casa sola.
Pero la vida cambia y las circunstancias evolucionan, y ahora paso más tiempo en casa sola del que me gustaría. Intento pensar que son pruebas que te pone la vida para enfrentarte a tus miedos y superarlos, y verlo en positivo... me cuesta horrores a veces, eh?
Esta semana la vida me ha dado la oportunidad de nuevo de ponerme a prueba. Y he de decir que no lo llevo mal del todo. Esta mañana amanecí un poco chunga, imagino que el pánico escénico de "oh, no, los días que me esperan!". Pero puedo decir con alegría que he conseguido darle la vuelta a la tortilla y convertir mi mañana en algo productivo en lugar de penar por la casa pensando "qué desgraciadita que soy, pobre de mí!". Cruzo los dedos, a ver cuanto me dura... ¬¬
Dándole una nueva vuelta de rosca (en positivo, hoy estoy que me salgo) a mi día de hoy, caigo en la cuenta de otra cosa que tomamos como mala y que puede ser muy buena: echar de menos.
Echar de menos algo o alguien puede ser terrible, me causa ansiedad, frustración y un sinfín de sentimientos negativos. Pero como una vez leí en algún sitio, a veces echamos de menos las situaciones, y no a las personas.
Creo que es productivo tener la oportunidad de alejarte, de echar de menos, y poder comprobar si lo que echas de menos es un qué o un quién. Esto implica bastantes cosas de las que difícilmente no seríamos conscientes si no se diera la situación apropiada para echarlo de menos.
Ante esta comprobación, dos opciones:
- Si echas de menos un quién, enhorabuena!! Personalmente, me parece la opción deseable. Y es bonito echar de menos porque, aunque se pase mal, cuando te reencuentres con ese quien y puedas disfrutar de él lo harás con el doble de ganas (no se valora lo que se tiene hasta que se carece de ello).
- Si echas de menos un qué, también es una buena noticia. Por una parte, yo soy partidaria de darte cuenta de las cosas lo antes posible, por mucho que duela: creo que a la larga te ahorras muchos disgustos. Y tengo otra buena nueva que darte: ese qué, probablemente puede ser sustituido por otro qué, o puedes encontrar otra persona (quizás tu misma, en tus ratos de soledad) que te ayude a disfrutar de esa u otra versión de ese qué que tanto te angustia.
miércoles, 23 de abril de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
Te devuelvo la visita y me encuentro con algo tan cercano a mí... A mis 27 años también he pasado poco tiempo sola, y cuando me toca no me gusta un pelo...
ResponderEliminarEnhorabuena por tu blog y tu iniciativa. Volveré por aquí :)
Qué sorpresa tu comentario!! Y no sólo por el mal de muchos... ;)
EliminarGracias por contestar y por pasarte por aquí, un saludo!!