viernes, 23 de diciembre de 2016

Historia de una boda: El día B (parte 2)

Desde que llegó la fotógrafa a casa, el tiempo comenzó a pasar aún más rápido, si cabe. 

He de hacer un pequeño inciso para reseñar que los fotógrafos fueron, para mí, lo mejor que hemos contratado en la boda. Porque se prestan a todo, porque están como unas maracas de feria, porque trabajan increíblemente bien y porque, para una persona como yo, son justo lo que necesitaba. Que cuando se me iba un poco la pinza me guiñaran un ojo en plan "todo está ok". Ganas me dan de contratarla de coach, de verdad. 


Y además, para todo vale la chica, eh? Porque aunque lo veía venir, al final ocurrió. Pese a que mi madre estuvo presente en todas las pruebas de vestido y mi hermana en la mitad de ellas, con el nervio y con la torrija que tienen las dos,  no fueron capaces de abrocharme el vestido. Un vestido tipo corsé, con una cinta que iba trenzada... nada del otro mundo. Yo le repetía a mi madre en las pruebas que si se estaba enterando, porque yo aún no puedo girar la cabeza 180 grados para abrocharme yo... y ella diciendo que sí muy segura.

Pues bien, tras más de 35 minutos torpeando, en los que yo empecé a sudar y tuve que coger un abanico naranja que había por allí y que quedó de muerte en las fotos, mi fotógrafa fue la que me abrochó el traje y menos mal, porque sino no me caso...

Tras el tiempo perdido, yo estaba muy angustiada, porque me quedaba menos de una hora para estar en la iglesia y el cura me había repetido unas 40 veces sin exagerar que teníamos que ser muy puntuales. Disfruté mucho mi rato de fotos, pero no me hice todas las que quise ni tengo fotos con mis tías, porque subieron a casa cuando estaba casi sin vestir y se fueron casi una hora antes porque pensaban que se quedaban sin sitio en la iglesia (como si llevara 800 invitados y fuéramos los príncipes, vaya). 

Con las prisas, con las prisas... estuve esperando al final 10 minutos a la vuelta de la esquina, montada en el coche, porque pensaba que iba a llegar antes que el novio, aunque yo lo había aleccionado muy bien para que llegara también con tiempo... pero visto el caso que me hace en otras facetas de mi vida, no pensaba que llegara cuanto tenía que llegar.

Cuando llegamos a la iglesia, la sensación en la puerta fue muy chula. Yo me sentía la princesa Elsa, vamos. Sin embargo, cuando fui a entrar a la iglesia, me puse muy, muy, muy nerviosa. Es el único momento que me sentí nerviosa en todo el día. Tanto, que entré todo el camino mirando al suelo casi, porque no quería mirar a nadie para no llorar y ponerme más nerviosa. Tanto, que mi hermano de 20 años hizo de hermano mayor y me iba tranquilizando por el camino. Qué nervios me entraron, madre mía!

De la misa apenas me acuerdo. Pasó en un suspiro. Estaba atenta, pero no me enteré de nada. Es como que oía pero no escuchaba. Miraba a mi futuro, tan guapísimo que estaba y con esa cara que me miraba. Miraba a mi familia. A mis amigos, cuando salieron a leer. Y disfrutaba como una enana. Pero no me enteraba de nada. El Pequeño fue capaz de aprenderse de memoria los votos matrimoniales y decírmelos mirándome a los ojos (algo que yo llevo toda la vida diciéndole) y casi me muero allí mismo. Existimos sólo él y yo en ese momento, y eso no lo olvidaré jamás.

Pese a que nos metíamos en la hora del rosario (qué latazo de parroquia, de verdad os lo digo) pudimos hacernos fotos allí dentro con las familias, con los amigos... algo que agradezco, porque como digo son las únicas fotos que tengo con alguna gente, menos mal!

Al salir, yo había preparado arroz y confetti de Mickey Mouse. En cantidades industriales. Eso, unido a unos cañones de confetti que alguien trajo, hizo que comiéramos literalmente arroz a la salida de la iglesia. Y a que mi peinado quedara plagado de pintitas de colores, pintitas que se me metieron por debajo del vestido y, tras todo el día sudándolas, me dejaron tintada la barriga de azul hasta bien entrada la luna de miel. Y me ducho todos los días, eh?




Después estuvimos haciéndonos fotos por los alrededores. Teníamos tiempo hasta que empezara la copa de espera, así que nos dedicamos a pasear por la ciudad y hacernos una preciosidad de fotos que ya os enseñaré cuando las tenga. Fue un rato muy divertido porque, como ya os digo, mis fotógrafos son geniales.

Hubo dos cosas que me extrañaron. La primera, que mi ya marido, antes de la boda, estaba muy preocupado con qué iba a hacer la gente en el rato de espera hasta el bus para el restaurante. Dio mucho la murga con eso durante semanas, pero unas dos semanas antes de la boda dejó de comentarlo. Yo lo noté, pero la verdad es que teníamos tantas cosas de las que ocuparnos que no le dije nada. La segunda, fue que tras el arroz, las fotos y las felicitaciones, la plaza de la iglesia se vació en unos 10 minutos. Me extrañó que los más de 100 invitados se pusieran tan rápido de acuerdo en dónde ir...

Y me esperaba una sorpresa. Uno de los grandes momentos de mi boda y quizás de mi vida. Ésta sorpresa:



Fue un momentazo: llegar a la plaza de la catedral haciéndote fotos tú tan contenta y en la parra, girar la esquina, y ver la plaza llena de tu gente, y la tuna cantando (que es un sueño horterilla que tengo yo de toda la vida, porque los novios de mis amigas son tunos y me ha gustado el rollo desde siempre), no tiene precio. Y, en vez de darme vergüenza aquí, a mi me dio por bailar y disfrutarlo, y menos mal porque lo pasé pipa. Saqué a mi hermano/padrino a bailar, aún a riesgo de que no volviera a hablarme, pero sé que en el fondo también él lo disfrutó.



Después del baile, nos hicimos algunas fotos allí, porque es un enclave que hay que aprovechar, y así a lo tonto llegó la hora del restaurante...

(to be continued...)


6 comentarios :

  1. me ha hecho gracia lo de "fue la que me abrochó el traje y menos mal, porque sino no me caso". sin casarte no te ibas a quedar, mujer! ;)
    felices fiestas, son tus primeras navidades de casada! que lo paséis genial. besitos!

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    1. Gracias, Chema!! Han sido un poco raras por eso de tener que repartirte para cenar y demás... pero muy bonitas. Espero que tus navidades también lo hayan sido.
      Un besote!!

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  2. Enhorabuena guapísima, me alegra un montón. Espero que en este año siga aumentando tu felicidad.
    Besines

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    1. Muchas gracias María!! Yo para este año, como se suele decir, Virgencita que me quede como estoy!!
      Un beso grande!!

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  3. hacía mucho que no venía a tu casa, ando desconectada... :(
    me alegro mucho de que fuera un día tan especial ♥ y me parto con la barriga azul jajaja

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    1. Lo fue, la pena es que pase el tiempo y quede todo como un bonito sueño, ainssss!!
      Besitos!!

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