Motivo 77: Sweet home

Reconozco que me cuesta dejarlo atrás, asumir que pasó y que no me casaré más (o eso espero!!).

Para muestra, cada noche cuando me acuerdo mi mente se enciende y tardo una hora en dormirme recordando y dándole vueltas. Aunque es muy agradable y divertido, la verdad es que prefiero dormirme antes de las 1 de la mañana porque cuando suena el despertador lo paso un poquillo regular.

Dejando aparte esto, la vuelta a casa está siendo menos traumática de lo esperado. No sé si porque me estoy haciendo mayor y ya estoy en plan madre diciendo eso de "como en casa de uno, en ningún sitio!!", o quizás porque soy una chica de rutinas y eso de poner orden, tender lavadoras y cocinar de nuevo me sienta bien.

Estos días tengo tarea para rato. Tras la devastación preboda, en la cual dejamos el piso limpio porque teníamos que enseñárselo a la familia de fuera, pero cuyo orden era más que ficticio, tengo un montón de cosas que no sé bien dónde voy a colocar. Tengo el vestido de novia negro y manchado de millones de cosas extrañas encima de la cama esperando la superlimpieza como agua de mayo. Hay un montón de materiales de manualidades con el cual no sé qué voy a hacer exactamente... 

Pero me lo tomo con calma. Hasta el viernes no trabajo, y probablemente hasta enero no vuelva a dar clases particulares por otra historia laboral que no viene al caso hoy. Así que después de tanto estrés y de correr de un lado para otro, siento que tengo todo el tiempo del mundo. 

En el fondo, sé que todo es cuestión de actitud. Vengo con las pilas muy cargadas, positiva como no recuerdo haber sido hace muuuchos años... Y si te pones las gafas rosas, es bastante difícil no ver la vida de ese color.

Espero que tarde muuuucho tiempo en pasarse el efecto... por lo menos, hasta Navidad, que me gusta a mi mucho (y que está ya en las calles casi, y yo no me había enterado, porque me estaba bañando hace 5 días... ains!).