miércoles, 26 de agosto de 2015

Historia de un hogar: Deshubicada

La de hoy es una de las partes menos positivas de esta época de cambios que estoy viviendo. De más es sabido que yo no llevo muy bien que se diga los cambios en general, no iba a ser esta la excepción...

Llevo un verano extraño. Lleno de cosas positivas (también negativas, aunque yo intente centrar mi atención en las primeras), pero raro. Y hace un rato, hablando por teléfono con mi hermana, me he dado cuenta de una cosa... 


No puedo sentirme yo porque he perdido mi ancla. No pertenezco a casa de mi madre, aunque siga siendo mi casa... pero todavía no tengo un nuevo hogar, está en construcción. No tengo un nuevo núcleo familiar, porque aún no lo hemos creado y no vivimos juntos aunque pasemos horas debatiendo sobre nuestra futura casa... pero tampoco pertenezco a mi familia, a lo que yo entendía por ello: han pasado algunas cosas que me hacen añorar la familia casi perfecta que tanto me costó construir.

Para colmo, llevo todo el verano cambiando de compañeros de convivencia: a veces estoy sola (la mayoría), a veces está mi madre, a veces mis hermanos, a veces el novio de mi madre también, a veces duermo solo con el Pequeño, otras soy yo la que no está en casa...

Esto me desestabiliza más de lo que creo y de lo que me gustaría. Y me siento perdida, y eso me da ganas de llorar.

Porque no estoy disfrutando de una de las épocas más bonitas de mi vida. Porque echo de menos tantas cosas y a tantas personas. Porque mi alrededor no me comprende ni se da cuenta de lo que necesito. Porque no siento que mis últimos meses en casa estén siendo maravillosos ni mucho menos. Porque lo que yo quería, lo que yo tenía planeado (craso error, el planear tanto) no era esto. Para nada era esto.

Quizás esto le pase a todo el mundo, quizás sean las circunstancias en las que se está desarrollando o tal vez sea yo la que analiza demasiado todo y me impida disfrutar a mí misma. Pero hoy tengo el día tonto y no me parece que sea una suertuda, aunque sé muy en el fondo que quejarme de mi situación con la que está cayendo es de gilipollas. 

4 comentarios :

  1. El hecho de que haya otros que estén peor no quiere decir que uno pierda el derecho a lamentarse. A veces las mismas cosas se asumen de distinta manera, según el estado de ánimo. No siempre se puede ser rotundamente positivo. No estoy pasando por algo parecido, pero lo has contado tan bien que te he entendido perfectamente.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, gracias, gracias mil.
      A veces uno sólo necesita que le dejen patalear y que intenten entenderle. Has hecho que se me salten las lágrimas, pero me acuesto tan, tan bien... Gracias de verdad!

      Eliminar
  2. A veces las cosas no son o no vienen como nos guataría, pero al final vas buscando lo mejor de cada situación, aunque cueste, así que para delante, espero que esto solo fuera un altibajo puntual. Besotes y feliz domingo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No fue una cosa puntual, por desgracia, pero por suerte voy saliendo del atolladero y estoy mucho mejor ahora. Poquito a poco, hasta las cosas buenas requieren su tiempo de adaptación. Gracias.
      Un besote!!

      Eliminar

Gracias por tu comentario!!