Y que me hubieran dicho a mí hace 10 años que Fuengirola se me iba a hacer corto, que no iba a tener ganas de volver a mi casa, o que volvería con carita de cordero degollado... que alguna vez en mi vida el final del verano me iba a poner triste en vez de hacerme bailar la conga... que no me lo hubiera creído, vaya.
Pero para eso está la mia mamma, para recordarme "Te lo decía yo o no te lo decía? Ya te acordarás, ya te acordarás de la suerte que tienes ahora y que no la valoras nada... con lo que le gustaría a otros pasar dos meses en la playa!!". Pues si, madre, no hay que irse muy lejos para buscar... a mí, por ejemplo: yo daría un riñón por dos meses de playa.
La vida es injusta y cruel... y siempre nos da lo que no queremos (o más bien queremos lo que no tenemos, que somos muy puñeteros): a mi me ha dado una última de vacaciones extraña, escasa, con algunas piedras en el camino, y coronada con un finde de trabajo.
Para coronar y empezar la semana con alegría (si, esta semana en la que voy a limpiar, retomar el ejercicio y la dieta y tantos sueños por cumplir), hoy lunes me esperaba el pintor a las 8 de la mañana en el piso... mmm, qué bonito es madrugar!!
Escribiré e intentaré ponerme prontito al día, que tengo un mono de blog que pa qué... pero las vacaciones han sido productivas a la par que complicadas, y me han mantenido alejada del ordenador: los 1028 correos de mi bandeja de entrada así lo corroboran.
Pero las vacaciones están para eso, no? Para desconectar y no cumplir ni una de las cosas que te propones hacer... siempre y cuando aproveches para dormir, comer heladitos y disfrutar de tu gente. Y es que para la depresión postvacacional ya están los blogs... Por eso me alegro, aún más si cabe, de tener un blog en estos momentos. Nos vamos leyendo!
La verdad es que sí que eran un privilegio esas vacaciones de más de dos meses. De niño las disfrutabas como un enano, pero conforme ibas cumpliendo años se te podían hacer demasiado largas.
ResponderEliminarBienvenida a casa.